martes, 5 de julio de 2016

Rodéate de personas que te inspiren a ser cada vez mejor.

 

Desde que soy pequeña escuchaba de los mayores el sabio consejo de la importancia de rodearte de las personas adecuadas. Confieso que me parecía molesto en ocasiones, pues siempre había alguien de mis "amigos"que no le gustaba a mi madre. Sin embargo, el tiempo le ha dado la razón.

Mi primera lección sobre las amistades la recibí a mis 18 años de edad.  Previo ese suceso, me había caracterizado por ser una persona aplicada, directa, honesta, y en extremo franca; también por caer super mal a muchas personas, pues pasaba por prepotente y arrogante (en ese momento no lo veía así), lo cierto es que algunas de mis "intimas amigas" nunca me expresaron esos rasgos desagradables de mi personalidad y por ende como no me daba cuenta seguía actuando de la misma manera. A mis 18 años en la víspera de mi graduación de bachillerato, la promoción a la que pertenecía, luego de haberme proclamado su vocera y representante en varias ocasiones, me expresaron que no querían saber de mi, que nadie me quería y que no deseaban que yo diera el discurso de promoción que por derecho me correspondía.  Fui objeto de un rechazo nunca antes experimentado, lo que me convirtió en una persona altamente desconfiada y por supuesto una persona que no creía en la amistad. Confieso que para mi aquel suceso marco un antes y después.

En ese momento opté por hacer una restructuración personal, tomé lo que en ese momento me parecían las herramientas básicas de supervivencia y empecé una lucha interna por el control de mis impulsos y mis respuestas antes ciertas actitudes de las personas, pensando que quizás esto había sido el motor de las acciones crueles de los demás conmigo. 

El tiempo me ha demostrado que  uno de los errores de aquel momento se debió fundamentalmente a que no supe elegir mis amistades, mi entorno cercano; con ello no quiero decir que las personas con las que me relacionaba en aquel momento eran malas sino mas bien que no eran las personas adecuadas para alguien con mi personalidad, me faltaron personas que fueran capaces de decirme que estaba haciendo algo mal, pero sobre todo que  desearan lo mejor para mi de manera auténtica. 

El tipo de amistad que te ayuda a ser mejor es la que se construye sobre la base del respeto, la admiración y el cariño autentico y desinteresado. Si no contamos con amistades de ese tipo las oportunidades de crecimiento y mejora continua se reducen a un porcentaje bastante bajo. 

Para elegir verdaderos amigos es necesario que nos conozcamos internamente, que sepamos qué  nos gusta, cómo y cuándo nos sentimos amados, cuáles son las cosas que nos apasionan y muy importante: reconocer los valores morales y personales que poseemos.  Con  este breve encuentro con nosotros mismos seremos capaces de distinguir aquellas personas con cualidades parecidas a las nuestras, con metas en común y las personas que de verdad pueden sentir aprecio auténtico hacia nosotros. 

Asimismo me parece como un criterio importante a tomar en cuenta es que nos conectemos con personas que admiramos de alguna manera. Esto implica escucharles y observarles identificando aquellos rasgos o cualidades que lo hacen extraordinario a nuestros ojos. Eso permite que, de existir una amistad, la misma se torne interesante y nos ayude a continuar siendo mejores personas. 

La realidad es que el círculo en el que nos desarrollamos influye en nuestro éxito personal, intelectual y financiero. En ocasiones tenemos amistades que no suman en lo absoluto, mas bien que nos drenan energías, que nos agotan intelectualmente y que son objeto para el desarrollo de inseguridades personales.  Por mas cariño  que le tengamos es necesario limitar los encuentros con estas personas, pues nos alejan de las metas deseadas. Mas bien y aunque sean unas cuentas las personas que llamemos amigos es importante que  estas pocas sean con las  cuales construyamos una simbiosis de crecimiento espiritual, intelectual y financiero. 

En definitiva, cuando se trate de amistades es importante que usemos el super poder de la sabiduría, para elegir correctamente a las personas que nos inspiren a ser cada día mejor. 

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